sábado, 23 de junio de 2012
miércoles, 20 de junio de 2012
Silencio
He visto al sol diferente, más grande, más brillante, más
viejo quizá, porque ha pasado el tiempo. Y con él, cada nuevo cabello que ha
crecido varios centímetros y luego se ha caído. Cabellos, junto a millones de partículas
de piel en las almohadas y sábanas en las que hemos dormido centenares de veces,
solamente rascándonos o durmiendo, pero estando infinitamente vivos. Nadie
piensa en eso. Silencio. El sol está más
viejo, sí, y una especie de incipiente nostalgia nos dispara con esos rayos que
ahora siento tan raros y distantes, como si éste ya no fuera mi sol, sino el
sol de ellos, de los que viven acá. He mudado de sol, a uno que recuerdo en el
pasado como más débil, que pasaba ignorado por quienes vivían a mi alrededor,
que era blanquecino, púber, con los rasgos con los que siempre lo soñaba. Mi sol,
el sol congelado de ahora, es un sol de nubes, no es nada más.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)