sábado, 27 de junio de 2009

Artieda: rebeldía y nostalgia


(Publicado en HOY, Libros, 27 de junio de 2009)

La palabra y la imaginación tejen la estructura en el cerebro dentro del cuerpo inmóvil de Jean Dominique Bauby, el editor en jefe de la revista Elle. Su palabra manifiesta la condición de encierro a la que se somete involuntariamente.
Bauby no puede hablar pero su maravilloso mundo creativo lo lleva por los parajes infinitos de su sensibilidad. Y al otro lado del mundo, en esta incesante imaginación, Fernando Artieda escribe: "Estoy que me orino pero me aguanto,/ estoy que me lloro pero me exprimo/ y mudo en media calle me digo que no soy/ el que tenía las uñas enterradas", como la laceración de Bauby en la escafandra, atrapado en su propio cuerpo. Libre es al soñar. Como lo plasmó Julian Schnabel en su última película, La escafandra y la mariposa, tomada del libro de Bauby, Artieda escribe con visceralidad inaudita y le dedica unas palabras a su enfermedad. Así mismo, Bauby construye su propia sinfonía a fuerza de su terrible malestar.
Seco y volteado, publicado por Palabra Viva de la Casa de la Cultura, es su antología poética, que arranca con las compilaciones de "Hombre solidario", de 1968; "Safa cucaracha", 1978; "Cantos doblados del patalsuelo del alma", 1984; "De ñeque y remezón", 1990; así como sus últimos poemas de 2006 y 2008.
En Safa cucaracha, según Renata Artieda, su hija, el autor se acerca a lo que no entiende la metralla, los secuestros, los desaparecidos y "enseña que a la autoridad se la respeta con el rabo del ojo". En Poema para desconocer a los más altos, el primero de su antología, la bondad del hombre radica en su emoción. En sus versos, la cuerda loca del corazón da el estribo para agigantarse. Artieda también le cantó a mayo, quizá ese mayo de 1968: "Yo solo sé que traigo en mi bolsillo necio un huracán de besos para mayo", aquel mayo de Jorge Enrique Adoum y de Miguel Bosé. También escribió sobre la prostituta que alguna vez fue una paloma que perdió su vuelo y empeñó sus alas, imagen grandilocuente de Poema que me duele, así como Poema que responde a tu pregunta, en el que se evoca el desamor por una mujer sin aliento, axilas ni hipo.
El poema que le dedica a César Vallejo: "Dime dónde dejaste la aguja de tu pena y tu quena llorando (...) Ahí Vallejo vuelves a tus lides vetustas/ de tus huestes mesiánicas/ de tus hendidas noches solitarias...". Así Artieda de la emoción camina con tiento hacia la nostalgia ante el poeta, la palabra misma, el lugar como Montevideo, al clima político que incide en el espíritu rebelde, ese que está implícito en su obra pero que finalmente se va transformando en una incesante espera que termina ante el cuestionamiento de su estado actual: "El gusano del olvido llega lento pero seguro/ cargado con su mochila de odio/ y su dentadura postiza/ para roer poemas simulados (...) A la mierda/ si me está doliendo Dios/ si mi hija la poeta está llorando a gritos/ si mi hijo el más chiquito/ está anegado de un Cantábrico de silencios/ y yo estoy perdido...".
Así, sin gritar, Artieda grita y "enloda para bajarse a ese dios que me le quita la vida", añade Renata." "Y ¿quién me va a decir ahora dientecito de ajo?", concluye ella. (PCG)


Sobre el autor

Fernando Artieda nació en Guayaquil en 1945. Hizo estudios superiores en Derecho y Literatura.Ha ejercido el oficio de periodista en los medios como La Razón, Expreso, Meridiano, Hoy, Ecuavisa, RTS, Diners y Soho. Su obra poética consta en antologías nacionales y extranjeras.

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