domingo, 31 de agosto de 2008

"Mi habilidad es ser capaz de captar toda la energía y el tiempo y la pasión que se requiere para hacer una película"


De la exposición de afiches cinematográficos del ecuatoriano James (Jaime) Verdesoto realizada en Quito, en el Centro Cultural Itchimbía, hablaré de dos pósteres; en principio por mi afición a tales películas y por el logrado diseño de cada uno de ellos. Verdesoto afirmó que antes de rayar un afiche se obsesiona con dicho trabajo y se empapa de la trayectoria artística de los directores de los largometrajes con los cuales debe elaborar el material publicitario, que vendría a ser un elemento más en comparación incluso con los recursos cinematográficos como la banda sonora o el mismo guión de la cinta. Por esta razón creo que el afiche constituiría uno de los elementos esenciales de la película, en este se conjuga la propaganda del filme con su esteticismo individual; así, el póster se transforma en una obra de arte pop.

Es innegable que el rostro de Emanuelle Seigner acapara la atención con la claridad que imprime en la parte superior del papel, que se equilibra con la posterior, oscura, donde se observa a quien representa a Jean Michell Beauvy, en la película de Julian Schnabel. Los principios básicos del diseño se ponen de manifiesto así como la estructura, la línea recta, la simpleza de la ubicación del texto, el principio de los espacios en blanco. Todo remite a la sobriedad, la clave del diseño norteamericano y sobre todo vendedor porque es digerible. Y esa simpleza en la cual se puede leer: “I can imagine anything, anyone, anywhere” evoca la libertad, explotada por el director de la cinta mediante la obra del personaje principal y varios referentes más. Ya que puse sobre el tapete a Emanuelle Seigner, acabo de descubrir su trabajo con Ultra Orange, una agrupación alternativa indie que se unió a Seigner para elaborar una parte de la banda sonora de La escafandra y la mariposa.












Por otra parte tenemos a My Blueberry Nights, el último filme de Wong Kar Wai. Esta preciosa obra es una alabanza a los sentidos del espectador. En su afiche, Verdesoto utiliza tonos muy brillantes, luces, los mismos elementos fotográficos que usa el director hongkonés. Con tres caras femeninas expectantes y luces intermitentes en el centro está omnipresente la búsqueda de cada una de ellas. La ubicación del texto es quizá menos convencional sin escaparse de los principios básicos del diseño porque de todas formas es parte de la secuencia visual de quien admira este trabajo. Como una roadmovie, los letreros de las carreteras, las avenidas y las luces de los carros en la noche son claramente divisados. Esto se conjuga con los ganchos de marketing del texto: “From the director of In the Mood for Love”, y Norah Jones y Natalie Portman como personajes famosos del largometraje.











El ecuatoriano James Verdesoto llegó a la Gran Manzana a raíz de la migración de sus padres a los Estados Unidos. No obstante, Verdesoto creció en la Nueva York del Museo de Arte Moderno y Parsons, The New School for Design, con influencias de la estética de Andy Warhol, Material Girl de Madonna, la fotografía de Francesco Scabullo de Gia Carangi, Studio 54 y los desfiles de moda de principios de los ochenta. Rayar un póster no significa tentativamente vender una película sino reseñarla en imágenes e incluso hacer una crítica de ella. “Yo diría que mi habilidad es ser capaz de captar toda la energía y el tiempo y la pasión que se requiere para hacer una película, y obtener esta pequeña imagen representativa colgando en sus paredes para siempre, sin que te empalagues de verla, porque no se trata solamente de vender entradas, sino de capturar la estética del filme y de representarla”, dijo Verdesoto en una entrevista que le hizo Pablo Cuvi para la revista Diners.
Entre los afiches más reconocidos de este ecuatoriano se encuentran los de Pulp Fiction, The English Patient, The Piano, Before Night Falls, Snatch, I shot Andy Warhol, etc.

jueves, 21 de agosto de 2008

A Tribute to Vivienne Westwood

Vivienne Westwood, sí la misma que le diseñó el vestido a Carrie en Sex and the City, fue la Nancy Spungen de la moda. Explorenla ustedes mismos.

domingo, 10 de agosto de 2008

El esteticismo cinematográfico de Misfits, según Jerry Only


Los desadaptados u outsiders, cuyo nombre fue tomado de Misfits, la película protagonizada por el mito americano Marilyn Monroe y dirigida por John Huston en 1961, visitan Ecuador después de tres décadas de trayectoria punkie. La agrupación proviene de New Jersey, en Estados Unidos, en donde se convirtió en el referente de punk más comercial e importante. Oír a Misfits es enfocarse en dos marcadas épocas, la primera con Glen Danzig (desde 1977 hasta 1983) y la segunda a partir de su reagrupación (en 1995) en la que el músico Jerry Only toma las riendas del grupo hasta la actualidad.

Misfits, y que no quepa la menor duda, es una banda trascendental para la escena del punk, tanto así que no solamente constituye una agrupación de acordes simples y agresivos, a los que se refiere Only cuando se le pregunta de qué manera piensa que Misfits ha influenciado a los grupos actuales de este género, sino que Misfits ha trazado un camino con la estética suficiente para que -con solo mirarlos en el escenario sin tocar- el público se halle ante un performance teatral, cuya esencia parte de las películas de terror en blanco y negro. Por eso, Misfits es el fiel representante del horror punk. Esta estética de acuerdo con Only “ha sido fácil plasmar” en la música ya que el cine de terror “es una forma de arte atemporal”, digamos que por el legado clásico que este ha heredado en el séptimo arte.

Varios críticos, por otro lado, han manifestado que la esencia del punk radica básicamente en una estética contemporánea que sobresale en las sociedades industrializadas. Según Only, el punk podría ser una estética y mucho más ya que este género “sería de todo para una infinidad de personas”, es decir anarquía, irreverencia, vestimenta, arte, una forma de ser, e incluso de hablar, y es allí por lo que cree que funciona; no obstante es indiscutible que Misfits primigeniamente se expresa de forma contestataria con una imagen disímil a los grupos de punk de finales de los setenta, estando más cerca a un filme de terror en el que los papeles estelares podrían estar representados por los zombies de El regreso de los muertos vivientes. Es más, la influencia del séptimo arte forma parte de la apreciación artística de la agrupación. Jerry Only dice que entre sus películas favoritas de terror en blanco y negro se encuentran Drácula, Frankestein, El Hombre Lobo, La noche de los muertos vivientes; así como la literatura y la pintura malditas.



Cuando se le pregunta acerca de la diva de los años cincuenta Marilyn Monroe, cuyo nombre sobresale en la canción de Misfits “Quién mató a Marilyn”, el músico se refiere a ella como un ícono cuya trágica muerte resulta apropiado reivindicar razón por la que “Who killed Marilyn” por su naturaleza atacaría a una sociedad tapada y ladina. A través de esta simbología, Misfits evoca su actitud contestataria ante los elementos y situaciones tradicionales del contexto que nos norma, que también está reflejada en la famosa “American Psycho”: “Inside a wall street mind a psycho lurks, Lines of cocaine cut in hell, Obsessive hands gently grab your neck, Compulsively youll die... I hate people”.

Only afirma que la herencia de Misfits está guardada con cada nuevo paso que dan y que crecen con todo lo que han hecho. “Sabemos quiénes somos; es lo queremos, lo necesitamos y lo tomaremos siempre”, concluye el artista prometiendo un concierto en Ecuador que estará a la altura de la excelencia de su música y estética digna de las clásicas películas de terror.
(Este artículo lo escribí especialmente para la página web de Showfactory www.showfactory.com.ec)

martes, 5 de agosto de 2008

El cuerpo de Carlos Pulla

…podía comer con suerte alguna cosa suculenta a eso de las tres de la tarde. Nada parecido, claro está, a un encocado de pescado o una cazuela allá en Flor de Bastión. Esas delicias son pedazos felices de mi niñez que ya más nunca regresarán, quizá solo lo hagan en sueños, que es lo único de valor que llevo en mi talego de la existencia, muy pesado, pero aun posible de cargar. Buenos Aires era todo y nada, era también parte de mi talego desde los 13 años, cuando me di cuenta de que me atraía el cuerpo masculino y su exquisito miembro viril, más que cualquier plato de comida. Esa tal vez sea la razón para haber migrado a Argentina a ver machos altos y de ojos gatos, y una bola de discoteca que me inspira todavía grandes microfonazos al frente del Estero Salado. De todas formas podría ahora pensar que Buenos Aires no fue nada, que me comió entera y absorbió mi tristeza dejándome vacía, para ella misma convertirse en una ciudad abúlica, despiadada, la loca de la discoteca América.

Las delicias de Buenos Aires que ahora extraño son la mermelada de pomelo, las facturas de las panaderías de la Nueve de Julio y unas plataformas que abandoné en el cuarto de Héctor antes de decidir venirme a Mar del Plata, además de las viejas de buen talante que se paseaban comprando libros en el parque de Flores, que parecían moverse al ritmo de los Pibes Chorros. La vida acá es más barata y casi nadie me conoce. Baires estaba plagada de chavones malos y sucios, por lo menos ahora me he zafado de algunos viejos traveros.

Detesto las merluzas de 80 centavos de peso, son horribles, querida, son horribles, pero no hay para mejor alimento, no me queda más que comer la mierda de la mierda, claro para ajustar el bolsillo y poder conseguir un buen champú y makeup. Prefiero que Héctor me vea hecha una escoba a verme transformada en un espantapájaros. Le he llorado para que cambie esa actitud que tiene conmigo, pero lo amo y no puedo botarlo; te puedo asegurar que además de cualquier manera lo protejo de los putos que se le acerque con cualquier intención sean o no sean sus clientes. ¡Ah!, es que Héctor es vendedor ambulante. Vende medias de todo tipo y color, especialmente aquellas deportivas que yo usaba con pupos cuando me gustaba jugar fútbol, ¿lo recuerdas? ¿tendría unos 10 años? …Hectorín recorre de cabo a rabo la ciudad, lo que en un buen día solía garantizar que comiéramos una Patty. Ahora ya no comemos juntos y por eso lo extraño, pero a veces me hace daño. Lucho por él y yo misma debo admitir que no valora todo este esfuerzo.

Trabajo en el corazón de La Perla, en la llamada Ciudad Feliz. Ojalá este lugar hiciera honor a su nombre; los que habitamos en ella estamos tras un poco de su supuesta dicha, de la cadencia de la olas del mar, pese al horror que guarda el Río de la Plata en esa dictadura de la que todo el mundo habla, no obstante creo que el mundo sin dictadura es igual de triste y egoísta que se reconstruye con el sexo. Decían que lanzaron cuerpos vivos desde avionetas a este río, que monstruosidad; por esto lo respeto más, porque huele a muerte, lo contrario del sexo. El sexo es lo que mueve el mundo, es la panacea de la cotidianidad y el principio de la felicidad del ser humano. Por eso estoy acá aunque tenga nostalgia de mi país, pero prefiero no ver a mis hermanos tratando de ocultar tener lazos de consaguinidad conmigo. Tú fuiste la única buena y por eso puedo decir que sí te extraño. Mariana, te pido que no saludes a nadie de mi parte.

Otro sueño que es parte de mi talego es la operación que te conté en la última carta. Cuesta un dineral y con esta carestía creo que no pasará de ser un dulce sueño, yo trabajo exclusivamente para sobrevivir. Le doy un poco de plata a Héctor, pero sabes que vendiendo medias no le alcanza. Es que es para que no se vuelva loco, sin sus gustitos él no puede llevar las cosas en paz conmigo, yo quiero verlo bien y de buen genio.

Aquí me llaman La Ecuatoriana, no Jessica, para identificarme dicen. Puedo afirmar que me ha ido bien hasta ahora, claro que he tenido que arreglármelas para obtener el dinero justo cuando no he conseguido clientes, haciendo chauchas aquí y allá en diferentes fábricas, pero en cuanto tenga más plata te la mando directo a ti, sé que necesitan en la casa para poner un techito nuevo.

Te escribiré pronto
Tu hijo Carlos
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Jésica, la paria ecuatoriana
(Tomado de Página 12)

La travesti hallada descuartizada en Mar del Plata se llamaba Jésica y le decían La Ecuatoriana. Paraba en La Perla y tenía un novio que, según los investigadores, es parte principal en las hipótesis. Sus compañeras dicen que la golpeaba. Esta es su historia.

Por Emilio Ruchansky

No tenía casa, ni amistades, ni ocupación fija. La travesti descuartizada el fin de semana pasado era una perfecta paria. Se llamaba Jésica y en la parada del barrio La Perla, una zona roja tradicional de Mar del Plata, la habían apodado con su gentilicio, La Ecuatoriana. Hacía cuatro años que merodeaba la Ciudad Feliz con la depresión a cuestas: su chongo la golpeaba, pero ella lo amaba y no podía dejarlo. Los dos tomaban cocaína en exceso y Jésica La Ecuatoriana robaba para proveer a la pareja. Se iba a la parada, levantaba clientes y después los “ripeaba”, como dicen las travestis. Ayer, el fiscal del caso aseguró que de estos datos surgen sus dos líneas de investigación. El asesino puede ser el novio o un cliente que quiso vengarse.

“Jésica vivía llorando”, recordó Camila Schneider, una travesti que para hace 10 años en la esquina de 9 de Julio y 20 de Septiembre, pleno corazón de La Perla. “Venía desnuda a trabajar, era un escándalo. Andaba así por la vida, la echaban de todos los hoteles y no tenía dónde dormir. Un día hasta me pidió alojamiento para ella y para su chongo. Yo la aconsejaba, todas le decíamos lo mismo: que se separe, que trabaje para ella y no para él”, comentó Schneider en diálogo con PáginaI12. Más de una vez, agregó, la vieron a las piñas con su novio en la playa y “después se metían desnudos al mar, salían y terminaban cogiendo en la playa”.

Hace cinco años que las travestis que emigraron a Mar del Plata, en su mayoría peruanas, coparon La Perla, un barrio ubicado entre el centro de Mar del Plata y la zona bolichera de Constitución. Jésica La Ecuatoriana tenía muy mala fama porque no respetaba ningún código. Tenía 27 años y aunque la aconsejaban hasta las señoras prostitutas de 50, había enloquecido de amor. “Su novio venía a la parada a buscarla y le pegaba adelante de nosotros, es un enfermo de la cocaína y de la noche”, aseguró Camila, que más de una vez recibió la queja de algún cliente suyo que estuvo con Jésica y se quedó sin celular o sin billetera. “Jodete, fijate con quién salís”, les respondía.

Su mala fama llegaba hasta la otra gran parada marplatense, sobre la avenida Luro, entre Independencia y San Juan. Allí, Mara Cambarelli, del Grupo Transparencia Marplatense (GTM), repitió lo mismo que le dijo a la policía anoche: “Vivía cerca de la terminal de micros, tenía problemas con su pareja, las drogas y el alcohol, y además robaba”. Esta dirigente trans aseguró que Jésica La Ecuatoriana andaba sin documentos, como muchas de las chicas que vienen de otros países. Los investigadores del caso informaron que tenía antecedentes delictivos por robos y hurtos, por lo que no descartaban que el crimen fuese un “ajuste de cuentas”.

El fiscal a cargo, Mariano Moyano, contó que anoche él y varios agentes de la Comisión Interdisciplinaria abocada al caso buscaban recabar testimonios de otras travestis de La Perla “con la dificultad que esto implica”. La comisión, integrada por la Departamental de Investigaciones, la policía distrital y personal de distintas comisarías, recorrió las paradas para dar con los datos del chongo o averiguar dónde estuvo la víctima las horas previas al asesinato. Su cuerpo, seccionado con un cuchillo y repartido en bolsas de consorcio, apareció el domingo temprano frente a la parrilla en San Carlos, un barrio humilde en las cercanía del puerto.

Ayer, luego de la autopsia, se disiparon muchas de las fábulas que rodearon al caso. Entre otras, la supuesta ausencia del pene, que fue desmentida por los investigadores, que insistieron con que el cuerpo estaba “entero”. También se supo que Jésica La Ecuatoriana tenía un orificio en el talón, se sospecha que por allí le habrían puesto un gancho para colgarla como una res y cortarla. Murió horas antes de que la encontraran, tras recibir un golpe y dos cuchillazos que la dejaron inconsciente y ser degollada aún con vida. Después el o los asesinos la cortaron en seis partes. Dentro de la bolsa había un par de guantes quirúrgicos y una bombacha, anudada al brazo de la víctima. Sus genitales fueron triturados, y todavía no se sabe si la violaron. Nadie, por ahora, reclamó sus restos.