jueves, 3 de septiembre de 2009

Resucitemos a Francis Farmer


Prometí ir al CBGB y al hotel Chelsea. ¿Cuándo? No sé. Es como ir a otro país. El Nueva York de Nina Hagen, solo porque todo lo había visto en televisión, como el mito de la caverna, la de los Beatles, entrar a un apestoso oloroso a cigarrillo hueco llamado CBGB que tuvo varias maneras para incendiarse por acumular millones de colillas de cigarrillos. Entraré al CBGB y me tomaré una foto. Como antes dije, vine persiguiendo referentes que están más vivos en la memoria que en lugares físicos que de alguna manera se idealizaron, adquirieron forma, se convirtieron en poesía y en la historia de mi historia sin siquiera haberlos conocido. Quizá porque ya mismo se acaba el verano y estaba ansiosa por sentir el gélido viento de algún estado del noroeste. Pero hay un objeto más allá. Beyond. No físico. Quisiera despegar del anacronismo de mi narración mi condición de anacoreta el estilo romántico que impone la exaltación de mis sentimientos. In the windowsill of my house I used to contemplate my own life but now I do not have any windowsill to sleep upon. Por eso anteriormente colgué la letra de la canción Chelsea Hotel, de Leonard Cohen, recordando que se había cogido a Janis Joplin y que esa era la última vez que la veía, mientras que unos años después en la habitación 100 llamarían a una camarera que ayudara a recoger un cuerpo muerto, el que pertenecía a Nancy Spungen, apuñalada por su novio Sid Vicious. Lo que más me estremeció de esta muerte que llegó a ser cinematográfica fue un gato romano cachorro que orondo caminaba cerca de la sangre y el horror que finalmente terminó siendo la historia de una famosa pareja desquiciada.

En Chelsea Hotel, yo usaría un teléfono de esos antiguos pesados y negros con las uñas pintadas de negro y un cigarro con boquilla para llamar a un detective. Me llamaría Francis Farmer, después del electroshock y antes de casarse. Tendría una boquita pequeña en forma de corazón, pronunciaría versos eróticos y como Artemisa, la cazadora, huiría de los hombres. Así me imagino que fue otra habitante de NY, Gia, mi Gia, la de mis ideas, la de Francesco Scabullo. Aquí en el suroeste no escribo versos y menos bajo 40 grados centígrados. Creo que en los lugares donde el frío es parte incluso del cuerpo de sus habitantes, como lo es, claro está, el calor en la pecosa y curtida piel de algunos seres humanos, fluyen las más inesperadas conexiones con la sintaxis y la semántica del idioma, que estancados se quedan en las células soporosas de un cerebro que casi siempre necesita descansar. Es cuestión de costumbre, dice todo el mundo. Algún día me repondré, pero tal vez esté soñando que escribo en una habitación del Chelsea, completamente sola, entre húmedas paredes y goteras en el baño y aun así dándome un estrepitoso baño de tina junto a la habitación de Diane Arbus. “Farmer”, ¡gritará!, y yo estaré sorda. I will be eating mushrooms.

No acepté ir a Northern Illinois University y eso que está cerca de Chicago. Había habido una balacera. Fue hace casi dos años atrás. Y yo pensaba, qué gringos más brutos. They are really fucked up. Tenía terror, el mismo terror sentido hacia lo aún desconocido, pero dos balaceras no ocurren en el mismo sitio. Actually I was scared of tiny towns, but now I live in the “Old Town”, pero tomo libros, sin leerlos, el de Raymond Carver, que nunca me llegó, sintiendo nauseas de leer a Bolaño en inglés. Había otro Chicago, el de Punky Brewster, cuando las de mi edad temían el potencial abandono de sus padres, ¡pero eso solamente podía pasar en Estados Unidos! Y estoy allí y hasta ahora no he visto una casa tráiler.No quiero comer Burker King. Never, never, never. They say I am crazy. Debajo de este sol no mitológico, las enfermedades coronarias empeoran. Millones de papas fritas que se desperdician, millones de granos de sal, entre lo empaquetado, enlatado y emplasticado, otros lo hicieron, otros escribieron, otros lo contaron ¡y de qué forma! Yo no. Yo solo alcancé a vestirme como Punky Brewster sin saber mucho de su historia.

miércoles, 2 de septiembre de 2009

Chelsea Hotel (Leonard Cohen)

Donde fue filmada la película Sid y Nancy.....y esta última murió...pero aquí le dedica a Janis Joplin


I remember you well in the Chelsea Hotel,
you were talking so brave and so sweet,
giving me head on the unmade bed,
while the limousines wait in the street.
Those were the reasons and that was New York,
we were running for the money and the flesh.
And that was called love for the workers in song
probably still is for those of them left.

Ah but you got away, didn't you babe,
you just turned your back on the crowd,
you got away, I never once heard you say,
I need you, I don't need you,
I need you, I don't need you
and all of that jiving around.

I remember you well in the Chelsea Hotel
you were famous, your heart was a legend.
You told me again you preferred handsome men
but for me you would make an exception.
And clenching your fist for the ones like us
who are oppressed by the figures of beauty,
you fixed yourself, you said, "Well never mind,
we are ugly but we have the music."

And then you got away, didn't you babe...

I don't mean to suggest that I loved you the best,
I can't keep track of each fallen robin.
I remember you well in the Chelsea Hotel,
that's all, I don't even think of you that often.