sábado, 22 de marzo de 2008

He matado al rock & roll


El rock ha muerto, la música ha muerto: el símil de Dios ha muerto, lo ha matado Nietszche. Así, como discípulo del existencialismo y el simbolismo, lo que hizo Jim Morrison fue haber asesinado el rock para convertirse en el chamán de un mundo derruido por el caos, que pregonaba a gritos un cambio. El iluminado, el messiah, uno de los malditos; sensibilidad aguda, tan solo un artista con una intuición como pocos y el afilado sex appeal de una estrella de cine. Recordado será con el dorso desnudo, su cabello largo y la fogosidad de unos ojos que irradiaban lujuria.

Con Morrison hay un antes y un después en el universo de la música mundial.

Morrison, per se, es la encarnación de su propia plegaria americana, el sentido contemporáneo de las oraciones simbolistas de Baudelaire y las estaciones infernales de Rimbaud. Sus versos ante todo constituyen el resultado de las letanías satánicas y los paraísos artificiales de la soñada Francia decimonónica, hebria a fuerza de ajenjo y opio, el tercer ojo de los poetas. Las puertas que se atrevió a abrir Morrison con la energía cósmica de la época bajo el conjuro maléfico de William Blake: "If the doors of perception were cleansed, everything would appear to man as it is: infinite." (Si las puertas de la percepción se abriesen, todo aparecería ante el hombre tal cual es: infinito). Merodeaba al borde de la conciencia, entre las fronteras de lo espiritual y lo terrenal, en una cierta apología del vuelo psicotrópico propuesto por Aldous Huxley, en The Doors of Perception.

Sans cesse à mes côtés s'agite le Démon;
Il nage autour de moi comme un air impalpable;
Je l'avale et le sens qui brûle mon poumon
Et l'emplit d'un désir éternel et coupable.
(La destruction, Charles Baudelaire)


Es el final, el rock ha muerto….la banda sonora del apocalipsis, una nueva era ha comenzado con los gritos mortales de Morrison y el capitán Kurtz. This is the end. Es hermosa la guerra, una sinfonía verde curtida por el sol canicular de Saigón, es magistral el olor del Napalm cuando se está cerca al final, lo que recuerda que aún se es materia de alguna forma con una pierna rozando los lodos del hades perfumado de grandilocuencia wagneriana y su Ride of the Valkyries. La fuerza de Morrison, el Eros y el Tánatos, la muerte y su energía sexual, tanto creación como destrucción, así las cosas entre la vida y la muerte… You know that it will be untrue, you know that I will be on fire…Come baby light fire, try to set the night on fire…

An angel runs
Thru the sudden light
A ghost precedes us
A shadow follows us
And each time we stop
We fall

Algo le adhería a la tierra con absoluta persistencia y doblaba las alas de un ángel expulsado del paraíso cuyos restos reposan en el Pere Lachaise, lo que queda de un feligrés del parnasianismo. Entre paredes pintadas de grafitis y los restos de otros simbolistas, los huesos de Jim Morrison, de quien mató al rock, quedaron astillados en París, bajo las tinieblas de la bohemia europea. Lo expulsaba de la Tierra también algo, que lo obligaba a aletear y dejarse ir hacia el eterno vuelo.
Poeta ante todo, antes que músico. Dejemos a Ray Manzarek, Robby Krieger y John Densmore como los creadores del ambiente de sus fluidos de conciencia. La esencia de los Doors fue Jim, el poeta underground, venido de una familia políticamente correcta hacia los Height Ashburies de los pasadizos de la inconciencia y quien aún quisiera ser escuchado. Ya lo dijo manzarek : "Estamos quedándonos viejos. Deberíamos estar tocando porque el final está siempre cerca. Morrison era un poeta, y después de todo, un poeta quiere que sus palabras sean escuchadas".

I dropped by to see you late last night
But you were out like a light
Your head was on the floor & rats played pool w/your eyes
Death is a good disguise
for late at night...

The Doors es la búsqueda implacable de las horas nocturnas de la poesía, más allá del poder de las palabras, que a la larga son la apología de la falsedad, de acuerdo con su maestro Nietszche. El "Rey Lagarto" es el sacerdote del Parnaso que dio de beber ambrosía al universo y así extasiarlo y transportarlo a los umbrales de la inconciencia, entre la vida y la muerte, la cópula y el cadáver, hasta su muerte precoz rodeada de mitos.

Te hallaron en una bañera.

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