martes, 19 de junio de 2007

La reinterpretación electrónica de Floyd y U2, entre la innovación y el negocio



Indiscutible resulta el planteamiento de una crítica sobre el resultado de la música electrónica fusionada con un clásico considerado “sagrado” como es la banda de rock progresivo Pink Floyd y el bagaje artístico-cultural de este ícono inglés a escala mundial. Y es que a muchos adeptos de su música les chocará, quizá a otros les encantará -las opiniones son divididas-, escuchar la lírica de 'Confortably Numb' o de 'Wish You Were Here', escrita por el genio Roger Waters, entonadas por la ensoñadora y sensual voz de la cantante de Lazy, parte del proyecto Pink Floyd: A Chillout Experience (el primer álbum, en 2006), calificado por críticos musicales con una agrupación con fines “comerciales”. Sí, la música ya conocida, con toques y tintes electrónicos que tanto gustan a la juventud, podría venderse fácilmente; sin embargo quedarse con esta aseveración, asimismo, desembocaría en la simple conclusión burda.

Este fenómeno novísimo es parte de la fragmentación del objeto otrora de culto para “refreírlo” a manera, si se quiere, digerible en aras de la búsqueda de ser parte del nuevo movimiento chillout, que tiene el permiso comercial respectivo para hacer lo que desea con lo que la tradición considera qué es realmente música: Bob Marley (reggae), Pink Floyd (rock progresivo), Gun's and Roses (hard rock), entre otros clásicos representativos de sus géneros fusionados con bossa nova, jazz, flamenco, etc., y beats de sintetizadores digitalizados. Temas que han pasado ser parte de los imaginarios roqueros y “respetados” por miles de fans en el mundo han merecido estar en la lista de covers cantados por otros grupos en distintos ámbitos musicales, por un lado a manera de tributo, por otro, debido a la fama y el nombre que han convertido en una leyenda popular desde hace casi medio siglo. Entre el mito y la fama, Pink Floyd es también un estilo de vida, más allá del talento musical que ha influido en bandas más nóveles.

Lazy además ha dedicado un tributo a U2, una banda más nueva pero una de las endiosadas del pop europeo, en su álbum 2007 In The Name of Love, a través de una reinterpretación electro-jazz, quizá menos pegajosa que el primer trabajo. U2 es definitivamente un ícono que ha sabido fluir a través del tiempo sin chistar con mucha creatividad y bajo la línea comercial a partir de los años ochenta. De esta forma, los temas más famosos como 'Beautiful Day' o 'Sunday Bloody Sunday' adquieren nuevos matices, los electrónicos, en una era en la que el arte toma otras significaciones.

Entre el mito y la fama: quizá sean esos, más allá de la intención, los resultados de un álbum de covers, muy sui géneris -en el caso de Pink Floyd- dada su fusión de los ritmos brasileños de la bossa nova, los experimentos electrónicos elaborados en la Argentina y las líricas del rock inglés, de gira por el Ecuador. ¡Vaya que la globalización está en marcha! Así como el jazz norteamericano, las líricas de una banda de pop irlandesa junto a las notas computarizadas, en el caso de la agrupación cuyo líder es Bono Vox.
De esta forma, es necesario que la audiencia musical tanto tradicional como experimental considere que en los tiempos actuales, qué vieja discusión, lo válido no es el genio ni la estructura técnica o pionera de un género musical en tanto la tradición de otros tiempos lo dicte, sino que como parte de la globalización dentro del posmodernismo que expuse anteriormente en lo de Buddha Sounds, Chillout Experience y In The Name Of Love sean considerados como unos representantes más de este fenómeno digno de escucharse. Es válido “reciclar” la música, como sucede actualmente con el cine y otras manifestaciones artísticas que dan valor a un hito de una manera nueva: ese precisamente es el valor para re-crear obras que están en el inconsciente colectivo y que adquieren formas nuevas, no mejores, ni peores, pero diferentes. Y, por supuesto, son sujetos de un buen negocio.

La comparación está demás.

La gira de este proyecto que ha sido denominada "Chillout Experience" se presentará en Quito, en el Teatro Bolívar, el viernes 13 y sábado 14 de julio.

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