jueves, 19 de febrero de 2009

El beso de Latika y Jamal, obra maestra de Danny Boyle


'Latika’s theme' sella el beso de Latika y Jamal al estilo de Hollywood en el final de Slumdog Millionaire. Todos los besos son distintos aun cuando son obligación entre los ingredientes de una película comercial. Entre el fetichismo y la cursilería del beso suplicado por el espectador, los besos no dejan de ser exquisitos y parte del erotismo “requerido”: arrancan escenas y también constituyen el final de cientos de filmes clásicos y contemporáneos: Casablanca, Lo que el viento se llevó, Gilda, Wild at Heart, Betty Blue, Bram Stoker’s Dracula, Crash… El beso que ahora recuerdo es el de Elizabeth y Jeremy en un café en medio del sueño de ella dormida en plena barra en My Blueberry Nights o el beso acuático de Lucy y Jude entre blanco y aguamarina en Across the Universe. Estos dos han sido los besos más dulces que he visto en los últimos tiempos. No deja de desbordar ternura el de Latika y Jamal. Más que el beso conservo la imagen de la cicatriz de puñal de Latika en su mejilla que Jamal había besado anteriormente…



El director británico Danny Boyle mató dos pájaros de un tiro con Slumdog Millionaire, una obra de arte vintage, superior a su famosa Trainspotting, de 1996. Y eso que esta última marcó un hito con mi generación, la X, la grunge: Trainspotting era diferente, lo que la teoría de la imagen estaba pidiendo en el momento: más que una obra estética, una oda a la estética posmodernista del videoclip: rapidez, fragmento, exquisita musicalización, outsiders....como en la literatura de la generación Prozac a la que me he referido en anteriores posts. De la amalgama de películas distintas que este realizador ha presentado al público (Shallow Grave, La Playa, 28 días después, A Life Less Ordinary), Trainspotting siempre fue la más irreverente, es parte de los íconos de mi generación y así definitivamente está centrada en el trono que le pertenece.

Slumdog Millonaire une Oriente y Occidente y de esta manera Boyle crea una obra maestra. Con esta cinta nos eleva a otro tiempo, uno nuevo, en el que el sincretismo es la madre de las artes y en el que los temas enmarcados en Trainspotting ya son lugares comunes en la trama de los actuales largometrajes. Los barrios bajos se han convertido en un tema recurrente al igual que la violencia y la situación paupérrima de los habitantes de las ciudades del Tercer Mundo; es tan explotado este motivo que nos hemos saturado de diversos filmes de este calibre. Por eso el director británico mata dos pájaros de un tiro: Por un lado, al manejar la cinta una ambigüedad marcada en su historia: pobreza-riqueza, genialidad-ignorancia, belleza-fealdad, etc., muestra el mundo indio visto desde los ojos de Boyle tremendamente pobre y además violento. Esto no en vano le debe haber valido pertinaces críticas que se enfocan en el espíritu exótico de la India percibido por un extranjero occidental que construyó con estos parajes un mito que ya ha sido ensalzado en las obras de arte desde épocas antiguas.

La imagen de la India, de antemano, ya tiene miles de shots. Pocos latinoamericanos la conocen pero todos hablamos de ella con si fuera parte del mundo occidental, quizá ahí yace el “error” en el que cayó Boyle...la occidentalizada india entra en el mundo cinematográfico de Occidente, la desdobla, transfigura, la presenta y la vende, claro luego de haber sido desconstruida previamente por el autor del libro ¿Quiere ser millonario?, Vikas Swarup, como el imaginario que fácilmente engancha al público que no es de Bollywood. No obstante ¿quién tiene la razón? Con el tema de la globalización sobre el tapete, la India como leit motiv nos pertenece a todos quienes hemos visto u oído acerca de ella y su cultura, el peligro está en caer en el manejo trillado de un mundo al que se le conoce solamente por un factor desde el punto de vista de Occidente que percibe los parámetros de la existencia en la estructura, el trabajo, la limpieza, el respeto, el orden, la riqueza, la no-violencia, la belleza.... Por otro lado, Slumdog es un éxito comercial, aunque criticado en India y aclamado en Occidente, es una megaproducción taquillera que recibirá muchos premios. Sé que pasará a ser parte de la lista de las mejores películas de todos los tiempos.
Ya doblemente occidental la imagen de la India y Mumbai en Slumdog, el largometraje además transmite una profunda sensibilidad, la de su protagonista: Jamal Malik, el slumdog (perro de los suburbios), que juega a convertirse en millonario, y que sin instrucción escolar y ni siquiera genialidad, las sincronizaciones de su vida en momentos sumamente crudos son la clave de las respuestas para que gane en el programa ¿Quién quiere ser millonario? Jamal y su hermano Salim no se escapan de la fatalidad de una vida pobre y en la que debido a la violencia pierden a su madre. El destino en la calle los llevará a una vida aun más abrumadora en la que la búsqueda del amor de Latika (una niña que conoce en su infancia) por parte de Jamal es el único hilo del que pende su vida. En medio de este paisaje totalmente pesimista, llega el fin de Hollywood...besa a Latika, un verdadero himno a la belleza entre los miles de besos filmados en el séptimo arte.

El filme mezcla su vida pasada con las preguntas del presente cuando Jamal, un asistente de locutorio, es invitado al programa. ¿Una de les escenas más crudas? Cuando Jamal quiere ver a toda costa a su actor favorito, el considerado Rambo indio, y debe saltar a una poza llena de excrementos para poder salir de la letrina en la que se queda encerrado. Y al pobre Jamal no le importa estar literalmente embarrado de mierda sino conseguir un autógrafo que finalmente le causa una gran pelea con su hermano. Se trataba del actor más popular de la India y en él se centraba la primera pregunta del anfitrión de ¿Quién quiere ser millonario? ¿Cómo no va a conocer Jamal la respuesta si por este actor se embarró de mierda? Jamal (Dev Patel) aunque neófito es el mejor logro en el filme. Encarna la humanidad en la mitad del desgarrador vaticinio de la maldad de sus pares, incluso de su hermano que llega a ser parte de aquellos seres “malos” que buscan sobrevivir en un mundo perverso.

No hay duda de que estamos en un mundo en el que la estética es el elemento en el que absolutamente todo gira alrededor. Slumdog Millonaire no se escapa de esta ola cultural, no obstante tiene agregada una historia armada con ingenio que mezcla pasado y presente con sutil fluidez e irreverencia. El beso final de Latika y Jamal no es cualquier beso, es la unión de un ser absolutamente bueno a pesar de la maldad con la que le toca crecer y la imagen de su madre perdida que encuentra en la indefensa Latika.

2 comentarios:

Tyler Durden dijo...

Con lo que me gusta a mí debatir... y nunca puedo contigo!! Siempre estamos más o menos de acuerdo en todo. Fui al cine a ver Slumdog cuando un conocido con gustos cinematográficos afines a los míos había echado pestes de la película... y no pude darle la razón. Fascinante y bellísima en su suciedad. Merecido Oscar, si es que los Oscar importan algo.

...Me encanta saber que tengo un alma felina y gemela allá en Ecuador...

Paola Calahorrano dijo...

Sabes, conozco también a algunos que no les ha gustado...pero creo que está bien oscarizada!!! la verdad...muy bien hecha
Qué chévere que me sigas leyendo :)