miércoles, 4 de marzo de 2009

Higuera

Enjaulada se dedicó a recolectar hojas de higo para hacer infusiones, enjaulada de metal tras insoportables asperezas con aquel que al otro lado de los barrotes estaba. Gotas pesadas caían en su fino pelo oscuro, gotas amarillas, del óxido de las vetustas tuberías del panóptico. De blanco pintaban las plumas de ganso de su almohada los ductos de hollín, una mixtura bronceblanco pintaparedes que al solo olfato cualquier nariz arruinaba. Olor impregnado en su almohadón en el
que sus divagaciones deben haberse grabado como la caja negra de un avión. ¡Pregúntenle al almohadón! Finus carica barrote ad portas, fértil y enjaulada, de su matriz propia, prisionera; de su androgenismo sexual, esclava.

El mundo paralelo al otro lado de las barras se hallaba, en la imagen del de blanco, un poco calvo y de lentes, en sus manos con las grandes hojas de la higuera y los frutos como los ovarios femeninos. Las pegaba sobre el hollín de las tuberías formando "el árbol del buen hogar"."Esta es mi casa. Nada existe que yo lo necesite fuera de ella. Construyo megauniversos con las palabras, más con los adjetivos que con los verbos, y los puntos finales. Este es mi hogar, procedo de los huesos de Nefertiti y de los abrazos de los amantes de Sumpa. En mi hogar he plantado una higuera, para ser madre. Todo está escrito, destinado a volverse bronceblanco y fétido como el
aliento de los monstruos primigenios del Necronomicon. Mi descendencia reinará en el universo del mal cabalgando hipogrifos en el rojizo horizonte del paisaje frente a esta ventana".

El éter encoge el corazón. El de blanco, con emociones "sanforizadas", en su libreta trata de describir las ideas grabadas en la caja negra debajo de la tubería. Ella, encogida y enjaulada, se arranca los pelos para coser una a una las hojas y encolchar los ductos. La melaza despide un olor dulzón que recuerda tenuemente a higos en almíbar.

"Eres mi libertad pero también frontera. No entres a mi hogar a menos que sea para botar las hojas y fertilizarme. Tú eres una idea monstruosa que destruye mi espacio y me contamina, pero me sostiene de caerme al vacío desde la torre del castillo en medio de feroces dragones".

Con los aspavientos de ella y el olor de éter del mandil blanco del único que entraba, la higuera crecía...

No hay comentarios: