jueves, 1 de enero de 2009

Entre Vicky Cristina Barcelona y Alaska



Fangoria es indudablemente muy gay como lo es Miranda, gay especialmente por su estilo “nena popera”, y sintetizadores y demás, y la androginia tan expuesta en este blog. En esto nos da clases la mismísima Alaska, la reina del new wave español. Esperé dos semanas para poder descargarme del eMule el disco de Platino de Alaska, quien ahora es parte de Fangoria; al fin hoy pude escuchar el álbum completo y hacer un flashback en mi historia de percepciones musicales: más que una artista Alaska es un estilo. De esta forma empecé el año, con mis nuevas extravagancias en lo que a música se refiere, un papel contact para forrar mi agenda de Mafalda y tanques de tinta adicionales para mi estilógrafo. Con las manos ocupadas y actividades prácticas en proceso es que logré divisar a Vicky Cristina Barcelona mientras en mi casa mi laptop aún continuaba descargándose el CD de Alaska. ¡Vicky Cristina Barcelona estaba en un estante de películas piratas!

Con tres palabras clave en un fondo negro, el título del último largometraje de Woody Allen, Barcelona, la ciudad, lo es casi todo en el filme, este como un llano monumento arquitectónico entre la genialidad de Gaudí. Eso es Barcelona, superior a los nombres de las norteamericanas Vicky y Cristina, esta última representada por una favorecida de Woody Allen, Scarlett Johansson, una de la mayores expectativas en este trabajo tanto por su talento como por su clásica sensualidad. La historia: dos norteamericanas viajan a Barcelona; la una, pregonadora de la liberalidad; la otra, la conservadora prenunpcias, que se encuentran con el Apolo de la historia, Javier Bardem en el papel de Juan Antonio Gonzalo, el pintor y multifacético artista de caótico pasado amatorio. Este las invita a pasar un fin de semana prometedor en Oviedo y termina involucrándose con la rubia Cristina, luego con Vicky, y después con su ex esposa la autodestructiva María Elena, la Gala contemporánea, a la vez que con Cristina, y con quien conforman un menage a trois.


La cinta es tal vez un tratado sobre las relaciones con un ojo intelectual: un artista y su intensa ex mujer, musa de genios y bisexual; la señorita liberal que se busca a sí misma, que se ve inmersa en sinnúmero de historias, y que encuentra en la fotografía uno de sus futuros talentos (Cristina) y la estudiosa de la cultura, que no tiene talento, que se roza con la clase alta empresarial de los Estados Unidos y que le es infiel a su futuro marido (Vicky). En esas absurdas redes en las que la intensidad de caracteres construye incluso arquetipos psicológicos se pone en tela de duda la monogamia y las convenciones morales en todo tipo de relaciones. No son fieles a nadie, ni a sí mismos, en la amistad Vicky-Cristina, entre María Elena y Juan Antonio, además de Vicky y Doug, Judy y Mark, y entre Cristina y María Elena, quien se siente traicionada al osar decir Cristina no sentirse satisfecha en un triángulo amoroso de estilo artista de vanguardia. Esto con un paisaje bucólico que emite un aroma de infelicidad: los personajes no son fieles a sí mismos y por serlo están insatisfechos.

Barcelona es la piedra preciosa del largometraje de Allen (mi cinta favorita de este director hasta ahora es Matchpoint). Esta ciudad es luz, con su arte, y calor con un intenso y fino erotismo, que se desnuda como paisaje de estas dramáticas relaciones. Considero que Barcelona es la protagonista del filme, la clásica Barcelona que imprime una especie de Renacimiento para la trama de esta historia, que la deja fluir y que al fin se termina entre poetas y pintores, y la belleza de las musas del ambiente intelectual. Vicky Cristina Barcelona es una historia de moda europea, contada naturalmente. Dentro de ella distorsiona María Elena (Penélope Cruz) que no deja de ser la melodrámatica mujer chillona y sobresale Juan Antonio (Javier Bardem), que aunque encarna al típico artista europeo, lo hace con espontaneidad. Allen buscó reales musas, hermosas y talentosas, para una historia contemporánea light, pero muy divertida y con un garbo que no suelta las exquisiteces de un ambiente culto e incluso elitista.

Empecé bien el año, con el estreno más esperado de España en 2008, y también con la canción Vicky, de Alaska y Los Pegamoides. Qué gay suena Fangoria no obstante es también una historia de moda española en Europa.

1 comentario:

Tyler Durden dijo...

Encantado de leerte una vez más gato negro.

Yo también me consideraba incondicional de Match Point, pero tras ver Delitos y faltas, película anterior de Woody Allen de temática muy similar, me decanté por esta última. Si no la has visto, te la recomiendo encarecidamente (yo comulgo con todas las teorías de ese film).