domingo, 31 de octubre de 2010

Tabula rasa

Hay momentos en los que es mejor estar callado, o mucitar o hablar entre dientes, algo, para que desemboque en las grietas de la pared frente a tu cama, en cualquier habitación, que nadie te escuche, nunca, jamás. Finalmente todos dormimos en una habitación, que se convierte en nuestra casa-templo, en ese espacio que corrompe pensamientos y arranca -obscenamente- divagaciones que lastiman, que laceran, que deforman. Es mejor escapar de aquello. Tabula rasa. Eso me enseñaste hoy, Luis Martín Santos. De Tiempo de silencio, para que escribas en estas páginas en blanco:
“No pienses. No pensar. No pensar. Estate tranquilo. No va a pasar nada. No tienes que tener miedo de todo. Si pasa lo peor. Si te ocurre lo peor que te pueda ocurrir. Lo peor. Si realmente creen que tú lo hiciste. Si te están esperando para aplastarte con el peso de la pena más gorda que puedan inventar para aplastarte. Ponte en lo peor. Si te pasa lo peor. Lo peor que puedas pensar, lo más gordo, lo último, lo más grave. Si te pasa lo que ni siquiera se puede decir qué sea, todavía, a pesar de eso, qué pasa? A pesar de eso, no pasaría nada. Nada. Nada. Estarías así un tiempo, así, como estás ahora. Igual…Y no estás mal aquí. Aquí se está bien. Vuelto a la cuna. A un vientre. Aquí protegido. Nada puede hacerte daño, nada puede aquí, nada. Tú estás tranquilo. Yo estoy tranquilo. Estoy bien. No puede pasarme nada. No pensar tanto. Es mejor no pensar. Tranquilamente, dejar de pasar el tiempo. El tiempo pasa siempre, necesariamente. No puede pasar nada. aunque la cosa se ponga peor. Aunque la cosa se ponga mal. Me pongo en lo peor. Supongamos que pasa lo peor. Supongo que me pongo en lo peor. No pasa nada. Sólo un tiempo. Un tiempo que queda fuera de mi vida, entre paréntesis. Fuera de mi vida tonta. Un tiempo en que, de verdad, viviré más. Ahora vivo más. La vida de fuera está suspendida con todas sus cosas tontas. Han quedado fuera. La vida desnuda. El tiempo, sólo el tiempo llena este vacío de las cosas tontas y de las personas tontas. Todo tiene que resbalar, resbala sobre mí, no sufro, no sufro nada absolutamente…El tiempo pasa, me llena, voy en el tiempo, nunca he vivido el tiempo de mi vida que pasa como ahora que estoy quieto mirando a un punto en la pared, el ojo negro de la sirena que me mira. Sólo aquí, qué bien, me parece que estoy encima de todo. No me puede pasar nada. Yo soy el que paso. Vivo. Vivo”.

1 comentario:

KHa. dijo...

Mi nuevo Padre Nuestro