martes, 15 de enero de 2008

Javier Bardem, el amante llorón


El amor en los tiempo del cólera, la obra del nobel colombiano Gabriel García Márquez, exalta el tema del amor en medio del ambiente de la guerra, la epidemia y los inicios del s. XX. Florentino Ariza, su personaje principal, ama 53 años, 11 meses y cuatro días, y jura fidelidad a la mujer de su vida, Fermina Daza -aunque ella se haya casado con otro-, hasta el ocaso de su existencia. Es uno de esos amores grandiosos, etéreos, poco terrenales y difíciles de ajustar en las dos horas promedio que dura una cinta.

Quizá uno de los mayores retos a los que se enfrenta cualquier director de cine es la adaptación de una obra literaria a la pantalla grande. Y ha habido grandes aciertos como La naranja mecánica (obra de Anthony Burgess) llevada al cine grandiosamente por parte de Stanley Kubrik o Trainspotting (del literato escocés Irvine Welsh) dirigida por Danny Boyle, aunque este mismo después de dirigir La Playa, del escritor Alex Garland, tampoco se llevó el respectivo palmarés. Asimismo, Kubrik, al dirigir Lolita (la obra maestra de Wladimir Nabokov) no se encontró con críticas favorables. De todas formas es pertinente decir que comparar dos soportes artísticos totalmente distintos como lo son una película y un libro no es factible. Cada uno tiene una lectura y recepción disímiles.


Ahora bien, contextualizándonos a obras más cercanas a nuestra cultura, Fermina Daza y Florentino Ariza, los personajes garciamarquianos que marcaron un hito en la literatura hispanoamericana, de El amor en los tiempos del cólera, fueron llevados al cine de la mano del realizador norteamericano Mike Newell, conocido en el ámbito del séptimo arte como un director de enlatados comerciales. Fue también director de la comedia La sonrisa de Monalisa y de una parte de la saga de Harry Potter. Newell es sin lugar a dudas un experto en la cultura que merodea a la verborrea anglosajona. Por este motivo resulta contraproducente la mixtura del rico idioma español, esencial en una obra de literatura hispanoamericana, con el inglés hablado por algunos actores que conocen perfectamente la lengua de la “Madre Patria”. Este detalle conduce al filme a una hibridez innecesaria.

Tampoco está demás decir que el personaje que más expectativa ha causado con este estreno es Javier Bardem, quien encarna a un melodramático y llorón Florentino Ariza que, al contrario del libro, raya en una empalagosa cursilería. Si bien es cierto que Florentino Ariza es un personaje patético per se en la obra de García Marquez, en la cinta constituye un caracter sobreactuado.

Por otro lado, sobre la base de los personajes, el tiempo pasa forzosamente mediante el recargado maquillaje y ademanes exagerados de los protagonistas para mostrar a los espectadores que ya están ancianos: las jorobas de Fermina y Florentino, el caminar excesivamente pausado, la escena sexual en la que él resulta chocho y hasta torpe, entre otras escenas que resultan cómicas.

Hay que reconocer que es tal vez la esencia de la cinta la actuación acertada de la actriz que representa a Fermina Daza, la italiana Giovanna Mezzogiorno, y que logra trasmitir la frescura y el garbo con que García Marquez dibujó a este personaje. Acotaré que su presencia es lo más notable de la obra. Mezzogiorno es una excelente actriz que imprime de aciertos a la obra con su placidez y su belleza apacible. Ella logra trasmitir esa estética de inicios de siglo y esa deliciosa Fermina Daza que imaginamos en los parajes de la literatura.

Independientemente de las imperfecciones de la adaptación, la obra de cierta forma engancha al público con sus intentos de comicidad, el ambiente causi exótico, entre los referentes europeos, cartaginenses y selváticos junto con la voz de Shakira, otro ícono comercial proveniente de Colombia, lo que llama la atención del público. Y no faltan los que lloran al unísono con la voz poco armoniosa de 'Cada día pienso en ti'. Diré que el oír la voz de Shakira en algunas secuencias de la película empeoró la visión que tuve de este largometraje al inicio.


El espectador seguramente se divertirá con esta historia, pero quienes esperan un resultado similar a la magistralidad de El amor en los tiempos del cólera, de Gabriel García Márquez, se encontrarán con una gran decepción.

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